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‘Se siente tan vacío”: Familiares lloran a las víctimas del fatal choque de autobús en Palm Springs

  • Decenas de personas que escucharon la trágica noticia llegaron a...

    Decenas de personas que escucharon la trágica noticia llegaron a la intersección de Vermont y Olympic para llevar rosas al altar que se ha erguido en el lugar, a dejar una nota o a realizar una pequeña plegaria.

  • Rosa Cabello asegura que el chofer que perdió la vida...

    Rosa Cabello asegura que el chofer que perdió la vida era una persona muy buena.

  • Familiares y amigos dejaron rosas y plegarias para las víctimas

    Familiares y amigos dejaron rosas y plegarias para las víctimas

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Las veladoras y las rosas que han colocado en una esquina de la Avenida Vermont y el bulevar Olympic en Los Ángeles ofrecen poco de consuelo o respuestas para Lester Gómez.

Su padre, Gustavo Green Gómez, de 62 años, estuvo precisamente en esta misma esquina del vecindario Koreatown de Los Ángeles apenas hace tres días.

Gustavo era una de las 44 personas que abordaron el bus de USA Holiday la noche del sábado para pasar un par de horas jugando en el Casino Red Earth de Thermal, cerca del lago Salton Sea en el Valle de Coachela. 

La madrugada del domingo, sin embargo,  Gustavo Green Gómez se convirtió en una de las 13 personas que fallecieron cuando el bus en el que viajaba se estrelló contra un camión de carga sobre la Autopista 10, cerca de Palm Springs en su camino de regreso a Los Ángeles.  Decenas de pasajeros terminaron heridos en el choque.

“Es díficil para nosotros ahora”, señala Lester Gómez intentando detener el llanto al hablar de su padre, quien vivía en Huntington Park. “Tenía 10 hijos”, agrega.

Decenas de personas que escucharon la trágica noticia llegaron a la intersección de Vermont y Olympic para poner rosas en el altar que se ha erguido en este lugar, a dejar una nota o a realizar una pequeña plegaria.

Ahí mismo hablan entre ellos sobre las otras veces que habían coincidido en ese lugar para abordar el bus que los llevaría a ciertos casinos del Sur de California.

Muchos señalaron que Teodulo Elias Vides, quien también falleció en el accidente, era un buen conductor. Vides, quien vivía en Alhambra, operaba su propio bus y tenía pequeños contratos con los casinos.

Vides se encarga de recoger a las personas desde temprano en la mañana o ya en horas de la tarde, señala Rosa Cabello.

“Se portaba muy bien”, señala la mujer de 79 años. “Era una muy buena persona”.

Sin embargo, señala que muchas veces lo vio jugando en los casinos en horas que debía estar descansando.

“Hubiera sido mejor que estuviera descansando en el bus”, narra.

Cabello dice que empezó a tomar el bus para los casinos desde hace 20 años cuando se enteró de que daba este servicio en su vecindario de Koreatown.

“Era mejor que estar sentada en casa sola, llorando, esperando por que los niños llamen o visiten”, señala para justificar su motivo de pagar los 20 dólares para tomar el bus.

La mujer asegura que no conocía a muchos de los pasajeros por nombre, pero supo de que algunos de los que murieron en el accidente ya habían viajado antes con ella. Ella sabe perfectamente bien que ella pudo ser una de esas víctimas.

“Y eso duele”, asegura.

La Agencia Nacional de Seguridad en Transporte dijo este lunes a los reporteros que continuaban investigando las causas del incidente. 

Mientras llegan las respuestas, los familiares y amigos de los occisos siguen en luto.

Se siente tanto vacio

 

Jennifer Ruiz, de 26 años de edad, llama a su madre Rosa Ruiz, de 53 años, una leyenda. 

Ruiz relata que a su madre le encantaba visitar los casinos con sus amigas para aliviar un poco el estrés.

“Le encantaba. Todo lo que hacía, lo hacía sin arrepentimientos. Ese era su asunto. A algunas personas les encanta ir al cine, a mi madre le encantaba el casino”, esboza.

Oriunda de Guatemala, Rosa Ruiz había vivivo ya en los Estados Unidos por más de 30 años. Trabajo toda su vida hasta en años recientes que se vio discapacitada.

Rosa Ruiz era madre de tres y le encantaba pasar tiempo con sus nietos. Siempre estab bailando y poniendo “sus cumbias”, relata su hija. 

“Yo amaba a esa mujer tanto”, relata Jennifer Ruiz. “Ahora todo se siente tan vacío aquí, tan callado, no hay musica sonando”, agrega.

En Echo Park, Ana Gómez de Magallon, de 71 años vivía con una de sus hermanas, según relata su sobrina Yajaira Gómez.

Originaria de El Salvador, Gómez de Magallon era la mayor de cinco hermanos y ya tenía cerca 40 años de vivir en Estados Unidos.

Su sobrina relata que su tía viaja semanalmente a los casinos en Thermal en años recientes.

“Iba ahí todo el tiempo, le encantaba jugar”, relata  Yajaira Gomez.

Una mujer inspiradora

Zoila Aguilera, de 72 años, y residente Los Angeles fue recordada por sus familiares como una mujer optimista e inspiradora, quien siempre superó todos los obstáculos que se le presentaron en la vida y trataba de enseñar ese espíritu a las personas jóvenes que conocía.

Esta abuela era una de las que siempre iban a los casinos junto a su buena amiga y familiar Yolanda Mendoza, 69, quien también falleció en el accidente. 

“Ella era fuerte, increíble. Incluso en sus peores días, siempre era un gran día par aella”, dice el nieto de Yolanda, Ricardo Mendoza, de 20 años de edad, quien viajó desde Ohio al escuchar de la tragedia. 

Zoila Aguilera también era oriunda de El Salvador y vivía en Los Ángeles desde 1972.

Sus familiares la recuerdan como una mujer honesta que siempre tenía una actitud positiva. 

“Ante cualquier obstáculo, ella diría: ‘no te preocupes por eso’ “, relata su nieto Chris Ramirez, de 18 años y quien vive con su familia en la parte trasera de una casa tipo duplex. “Ella siempre te decía las cosas como eran. Y me enseñó que el trabajar con ahínco tiene su recompensa”.

Jacquelynn Ochoa, una nieta que vive en Rancho Cucamonga agrega Aguilera le daba poder a todos. 

“Siempre tenía el tiempo para escucharte”, señala. “Estoy triste, me voy a graduar en diciembre y ella no va a estar aquí, ella era como una segunda madre”.

En Koreatown, Francisca Escobar de 47 años abrazaba sus amigos y familiares, al igual que auna decena de extraños.

Puso una veladora en el altar improvisado, se limpió las lágrimas de su rostro e intentó poner un pequeño letrero que decía “Descansa en paz Tony”.

Tony Mai, su novio, era otro de los fallecidos.

“Esta vez me llamó y me dijo que no viniera”, dijo sin ella misma saber el porqué.

Escobar y Mai, se conocieron hace cinco años precisamente en este bus.

“No hablaba mucho, era muy callado”, relata. Pero era muy cariñoso alcanzó a decir mientras las lágrimas recorrían su rostro.

Durante muchos de esos viajes con Mai al Casino, Escobar, quien tiene diabetes, dice que perdía la noción del tiempo mientras jugaba.

“Me traía comida y me hacía que dejara de jugar y que comiera”, relata.

Cuando se le pregunta porqué Mai no quiso que ella fuera esta vez, solo mueve su cabeza en negación y susurra “no lo sé”.

Otros pasajeros que fallecieron en el accidente fueron identificados por el forense:

 

• Aracely Tije, 63, de Los Angeles.

 

• Dora Rodriguez, 69, de Los Angeles.

 

• Concepcion Corvera, 57, de Palmdale.

 

• Milagros Gonzales, 72, de Los Angeles.

 

• Isabel Jimenez Hernandez, 66, de Los Angeles.

 

• Elvia Sanchez, 52, de Los Angeles.