RIVERSIDE – La aglomeración de la gente y el espectáculo eléctrico calentaron a la noche helada.
Miles de personas fueron a admirar los más de tres millones de foquitos de colores que se prendieron al anochecer del viernes, 27 de noviembre, dando inicio al 23º Festival de Luces del hotel Mission Inn y Spa en el centro de Riverside.
Muchos latinos estaban presente, disfrutando el show en familia.
Anabel Noval, residente de Los Ángeles, dijo que ir al Festival de Luces, es una tradición que da comienzo a la época navideña.
Este año se veía más presencia policial por las personas que fueron atropelladas durante la ceremonia del 2014 y por los recientes ataques terroristas en París, Francia. No obstante, Sergio Díaz, jefe de la policía de Riverside, caminaba sonriente entre la gente, saludando.
Rusty Bailey, alcalde de la ciudad, dio tres hurras de triunfo a los fundadores del Festival—“¡hip, hip, hurra, hip, hip, hurra, hip, hip, hurra!”
El fundador principal y dueño del histórico hotel Mission Inn y Spa, Duane Roberts, dirigió algunas palabras a los dignatarios situados en el escenario temporal y a unos 78,000 asistentes concurridos en la esquina de las calles Mission Inn Avenue y Orange.
“Cuando empezamos esto en 1993, teníamos unas 2,500 personas y unos cuantos centenares de mil luces nada más”, dijo Roberts. “Hoy, nos están diciendo que somos uno de los mejores en la nación. Me quedo asombrado de ver la cantidad de gente que está aquí esta noche. Hemos llegado muy lejos”.
Cindy Roth, maestra de ceremonias, explicó que el Festival de Luces ya se considera entre las primeras veinte de una lista de festividades del diario USA Today.
“Ya sabemos que somos número uno” dijo. “Por eso, para ser oficialmente el primer Festival de Luces, es importante que votemos todos antes del 21 de diciembre en www.10best.com/awards/travel/best-holiday-festival”.
La idea de Roberts era el crear un espectáculo para interesar a los niños. Se acordaba de que le había dado mucha ilusión cuando sus padres le llevaban a ver las luces navideñas de pequeño. “Solamente quería contribuir de alguna manera a la comunidad, nunca pensé que iba a hacerse tan grande”, dijo.
El millonario Roberts, amante de la comida mexicana, pidió que todos le ayudasen a contar al revés desde el 10 al uno en voz alta, y, moviendo una gran manivela, se prendieron todas las luces a la vez. Finalmente, el impresionante show de fuegos artificiales y los villancicos que se oían en el fondo, llenaban el cielo nocturno de color y sonido. Muchos de los espectadores sacaban sus teléfonos inteligentes para grabar y tomar fotos del momento y subirlos a las redes sociales.
“Feliz navidad, felices fiestas y que lo pasen bien”, dijo Roberts, despidiéndose. “Vuelvan otra vez a ver las luces de nuestro hotel”.
El único inconveniente de la ceremonia que se reportó oficialmente, según el diario The Press-Enterprise, fue que el calor y humo de unos residuos de los fuegos artificiales colocados en un carrito para almacenarse provocaron a que se prendieran los rociadores del tercer piso del hotel. El fuego se extinguió y no hubo ningún herido. Solamente se dañaron dos habitaciones de huéspedes.