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LONDRES.- Los líderes británicos y europeos hicieron llamados a la calma el lunes, luego de que la preocupación por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y su creciente crisis política provocó nuevas ondas de choque en los mercados financieros al golpear la confianza en el rumbo de la economía.

En su primera aparición ante la Cámara de los Comunes desde el referendo del jueves —que respaldó la salida británica de la UE— el primer ministro David Cameron recalcó que Gran Bretaña soportará la conmoción financiera creada por la votación. Aseguró que la economía británica está en una posición mucho mejor que la que tuvo al iniciar la crisis financiera de 2008

“Está claro que los mercados son volátiles, que hay algunas empresas que están sopesando sus inversiones y sabemos que esto va a estar lejos de ser un camino de rosas”, declaró el conservador Cameron.

“Sin embargo, hay que tener confianza en el hecho de que Gran Bretaña está preparada para hacer frente a lo que depara el futuro para nosotros desde una posición de fuerza”, agregó.

Los jefes de gobierno de los pesos pesados de Europa —Alemania, Italia y Francia— tenían previsto reunirse en Berlín el lunes más tarde para analizar las formas en que manejarán la salida británica de la UE —conocida como el Brexit_, intentando definir un mensaje común de que las negociaciones deben comenzar rápido para no prolongar la incertidumbre.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo el lunes que entendía que Gran Bretaña posiblemente “necesite cierto tiempo para analizar las cosas” respecto del proceso para concretar su salida de la Unión Europea, pero también señaló que “una suspensión de largo plazo” en el tema no está en los intereses económicos de ninguna de las dos partes.

Cameron, que lideró la campaña a favor de permanecer en la UE, ha dicho que renunciará antes de octubre y que su sucesor será quien conduzca ese proceso.

Merkel agregó que los líderes de la UE hablarán del tiempo que Gran Bretaña necesita cuando se reúnan mañana en Bruselas.

Mientras tanto, en el primer dato sobre el aumento de la desconfianza empresarial ante la incertidumbre, un importante grupo empresarial anunció el lunes que uno de cada cinco de sus miembros tiene previsto retirar parte de sus operaciones de Gran Bretaña a la luz de la decisión del país de abandonar la UE.

El Institute of Directors señaló que un sondeo a sus 1.000 miembros mostraba que tres de cada cuatro creen que la salida británica de la UE, o Brexit, será mala para los negocios. La libra ha caído a su nivel más bajo en 31 años y el lunes perdía otro 3,5% frente al dólar, a 1,3199 dólares. Las bolsas europeas también seguían en territorio negativo.

El secretario del Tesoro británico, George Osborne, con actitud calmada, afirmó que la economía británica está “equipada para cualquier cosa que pueda ocurrir”.

Osborne prometió no imponer un nuevo presupuesto de austeridad, aunque durante la campaña dijo que haría falta uno si los votantes decidían abandonar la UE. Redactar el nuevo presupuesto será tarea del gobierno del sucesor de Cameron.

El responsable de finanzas añadió que durante el fin de semana trabajó de cerca con el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, así como con otros ministros de finanzas y organizaciones internacionales. “Estamos preparados para cualquier cosa que pueda ocurrir”, dijo.

En una señal para tranquilizar los mercados, Osborne hizo hincapié en que sólo Gran Bretaña puede invocar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que activa el proceso formal para que el país abandone el bloque. Gran Bretaña “sólo debe hacer eso cuando haya una visión clara de qué nuevo acuerdo buscamos con nuestros vecinos europeos”, afirmó.

El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, visitará Bruselas y Londres para analizar los resultados del referendo.

Entretanto, la política británica se ha visto envuelta en la incertidumbre mientras sus dirigentes intentan determinar cómo exactamente se separaría Gran Bretaña de los otros 27 miembros del grupo.

El líder de la oposición, Jeremy Corbyn, afronta una revuelta en el Partido Laborista después de que una decena de miembros de su equipo renunciaran el lunes, sumándose a los otros 11 que dimitieron durante el fin de semana.

Corbyn dijo que no renunciaría y ha nombrado legisladores que le son leales para llenar las plazas vacantes. Insiste en que se presentará a cualquier votación interna a líder de partido y afirma que tiene el apoyo de las bases laboristas.

Muchos legisladores laboristas acusan a Corbyn de dirigir una floja campaña en apoyo de la permanencia de la UE. También temen que el izquierdista no pueda ganar unas elecciones generales, que podrían celebrarse antes de la fecha prevista de 2020.

La votación también ha provocado un cisma político en el conjunto de Gran Bretaña. La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, dijo que “consideraría” recomendar al Parlamento escocés que utilice su poder para evitar que Gran Bretaña abandone la UE. Casi 62% de los escoceses votaron a favor de quedarse en la UE.

Los parlamentarios escoceses podrían frenar la salida británica al negar su “consentimiento legislativo”, afirmó.