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 La discusión sobre los estudiantes que graban en secreto en las aulas ganó atención nacional en diciembre, cuando un instructor del Orange Coast College dijo en una clase de sexualidad humana que la elección de Donald Trump era “un acto de terrorismo”.
La discusión sobre los estudiantes que graban en secreto en las aulas ganó atención nacional en diciembre, cuando un instructor del Orange Coast College dijo en una clase de sexualidad humana que la elección de Donald Trump era “un acto de terrorismo”.
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Los estudiantes de Orange Coast College que regresaron de vacaciones de invierno fueron recibidos con nuevas señales en sus aulas, advirtiéndoles que no grabaran en video a sus maestros a menos que ellos dijeran que estaba bien.

Las señales, provocadas por videoclips grabados en secreto de los comentarios de un instructor anti-Trump que recientemente se volvieron virales, no son sutiles, dejando claro que hacerlo “ESTÁ PROHIBIDO”.

En este mundo de teléfonos celulares, donde particularmente los jóvenes se sienten obligados a documentar cada movimiento en las redes sociales, ¿está mal que un estudiante quiera grabar la lección de un instructor como herramienta de estudio?

¿O para mostrar a otros cuando un profesor, en la opinión del estudiante, está demasiado involucrado en la política?

De las más de 20 universidades comunitarias y distritos escolares contactados a través del sur de California, todos informaron que los estudiantes no pueden grabar en el aula sin el permiso del maestro.

Ley estatal

Esa postura está respaldada por la ley estatal, con una excepción: Los instructores deben permitir que estudiantes discapacitados graben si eso les ayuda a aprender. Cualquier infractor puede ser disciplinado por la escuela.

“Mi opinión es que cualquier persona puede grabar mis clases si un estudiante piensa que le va a ayudar”, comentó Erwin Chemerinsky, decano de la Facultad de Derecho de UCI y un experto en derecho constitucional. “Otros miembros del cuerpo docente piensan de manera diferente”.

En efecto.

Nate Thomas, profesor de cine y presidente del sindicato de profesores de Cal State Northridge, no quiere distracciones o que la privacidad de los estudiantes en el aula sea invadida.

“Cuando alguien te graba, la dinámica es diferente”, dijo. “Traigo invitados de la industria y algunos son muy famosos. Así que también les pido a los estudiantes que no pongan lo que dicen en twitter o en las redes sociales”.

Christopher Zotea es un estudiante de 18 años en Norco College en el Condado de Riverside y no graba – al menos no en video.

“De los siete maestros que he tenido hasta ahora, sólo uno ha dicho: ‘No me grabe en absoluto’”, dijo. “Yo personalmente nunca lo he hecho, porque probablemente no voy a volver a escucharlo.

¿Fotos de la pizarra?

“Pero he tomado fotos de la pizarra para documentar tareas y fechas límite. Si tomo fotos, puedo mirarlas. Si lo escribo, me olvido de ello. Pero si está en mi teléfono y está en mi galería, lo veré.

La discusión sobre los estudiantes que graban en secreto en las aulas ganó atención nacional en diciembre, cuando un instructor del Orange Coast College dijo en una clase de sexualidad humana que la elección de Donald Trump era “un acto de terrorismo”.

El club de Republicanos Universitarios de la escuela publicó los videoclips, y la instructora Olga Pérez Stable Cox recibió números correos electrónicos que la llevaron a abandonar temporalmente su hogar.

En el complejo educativo de Costa Mesa, los administradores siguen considerando si los comentarios de Cox fueron apropiados, mientras que recientemente ampliaron su investigación de uno a cuatro estudiantes del grupo Republicanos Universitarios y un asesor, según Shawn Steel, uno de los cinco abogados que los representan.

“La prohibición de la grabación es un gran problema no sólo como una medida de responsabilidad para los profesores, sino también como una herramienta para los estudiantes”, dijo Vincent Wetzel, estudiante de Orange Coast y presidente del Club Republicano del complejo educativo. (Él no es uno de los que están siendo investigados).

“He tenido un número de estudiantes que han expresado su frustración con la prohibición, porque dicen que quieren grabar conferencias, pero ahora no pueden”, comentó.

En LA apagan los teléfonos

En el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, los estudiantes pueden llevar teléfonos a la escuela, pero deben ser apagados y almacenados en un casillero, una mochila, un bolso u otro lugar donde no sean visibles. Incluso en los autobuses escolares, sólo pueden utilizarse para emergencias.

En el Distrito Escolar de Santa Ana, los estudiantes deben pedir permiso antes de grabar a alguien, pero los teléfonos celulares sin duda se permiten en el complejo educativo. El superintendente adjunto David Haglund dijo que el distrito aspira a crear “buenos ciudadanos digitales”.

“Los maestros establecen las reglas para el aula”, dijo. “Si su maestro dice: ‘Pon tu teléfono en tu mochila hoy’, entonces eso es lo que debes hacer. Por otra parte, si el maestro dice: “Quiero que todos hagan la investigación hoy día”, los estudiantes deberían poder usar cualquier tecnología a la que tengan acceso”.

Steel, el abogado que representa a los Republicanos de Orange Coast College y sirve como miembro del comité nacional del GOP en California, dijo que la ley estatal sobre las grabaciones en el aula es anticuada y que “en la era moderna, probablemente inconstitucional. Podría ser desafiada. …

“Ellos están usando el manto de la ley para continuar sus esfuerzos y no dejar que los contribuyentes sepan que tienen a lunáticos a cargo del manicomio”, dijo Steel, quien agregó que quiere ver a estudiantes conservadores en todas partes sacando sus teléfonos celulares para grabar a los maestros que participan en lo que él dice es adoctrinamiento político.

“No puede haber una expectativa de privacidad en una sala de conferencias con más de 200 estudiantes”, dijo.

Rebecca Lonergan, profesora de leyes de la USC, lo ve de manera diferente, diciendo que la ley estatal no se basa en las preocupaciones de privacidad, sino en las educativas.

“Puedo pensar en cosas que he dicho en un aula donde estoy teniendo una discusión con ellos y defendiendo cosas que no creo que sean defendibles, pero quiero que piensen críticamente; Quiero que me respondan”, dijo el profesor.

“Alguien puede publicar un fragmento y no es en absoluto lo que creo y podría convertirme en víctima de ciberbullying”, dijo.