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Como este negocio hay decenas en la ciudad que gracias a la lealtad de residentes siguen con vida en una urbe donde sus gobernantes intentan restringir sus operaciones.
Como este negocio hay decenas en la ciudad que gracias a la lealtad de residentes siguen con vida en una urbe donde sus gobernantes intentan restringir sus operaciones.
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Pasado el mediodía, media docena de personas rodean la camioneta desde donde opera Angie’s Produce, en la esquina de la calle 17th y la avenida Old Tustin en la ciudad de Santa Ana.

La caja de la vieja Chevrolet está hasta el tope de frutas y verduras –melones, piñas, tomates y más componen el inventario que diariamente esta pequeña estación provee a la zona.

Como este negocio hay decenas en la ciudad que gracias a la lealtad de residentes siguen con vida en una urbe donde sus gobernantes intentan restringir sus operaciones.

Lo cierto es que muchas personas que procuran los camiones de comida como éste –operado por un residente de la ciudad, usualmente latino y que igual entiende las necesidades de sus compatriotas-, en muchos casos, no gozan de la opción de acudir a un supermercado para surtir la despensa.

La Sra. Alicia Calzada es una de ellas.

Justo a unos pasos de su hogar, ubicado dentro de un complejo de apartamentos sobre la cuadra 1900 de la calle Myrtle, se encuentran no solo una, sino tres loncheras abastecidas de un sinnúmero de alimentos y productos básicos para su hogar.

“Voy a la marqueta (supermercado) cada dos semanas, pero para las cosas rápidas que se necesitan el mismo día, voy a uno de los puestos”, dice la mujer de 71 años, quien desde la década de 1990 radica en la ciudad de Santa Ana.

Y no es que esta mujer no se anime a caminar unas cuantas cuadras diarias para surtir su alacena, pero tendría que caminar más de media milla cada vez que se vea necesitada de algún ingrediente para la cena, o algún artículo para el mantenimiento de su hogar.

¿Desierto alimenticio?

Mientras que la situación de Calzada, y sus vecinos, no es una que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) catalogaría como “desierto alimenticio”, sí es una que preocupa a los cuerpos de salubridad del condado.

Se le impone la categoría de desierto alimenticio a las zonas del país donde hay acceso limitado a frutas, verduras y otras comidas saludables dentro de un radio de una milla de distancia por cada 500 personas –en la mayoría de los casos estos lugares suelen ser ciudades o vecindarios de bajos recursos donde el acceso a supermercados es limitado.

El mapa más reciente del USDA para localizar desiertos alimenticios, parte de la iniciativa lanzada por la ex Primera Dama Michelle Obama, no designa ningún vecindario de la ciudad como tal, pero la realidad de miles de familias de la ciudad que no tienen acceso a comida saludable los mantiene dentro de zonas donde la inseguridad alimenticia predomina.

Para familias como la de Calzada, estos camiones de comida son el recurso más cercano, pero una ordenanza que se trabaja en el Concejo de la Ciudad podría limitar aún más el acceso a estos pequeños negocios para la mujer de avanzada edad, y además impactar negativamente el negocio de muchos de estos vendedores.

No hablamos del camión de comida preparada de Alebrije’s Grill, cuyos tacos han sido nominados entre los mejores de la ciudad, ni de la lonchera, o mejor dicho “taco truck”, Dos Chinos, la cual retiene alojamiento en el área prominente de La Calle Cuatro.

Ambos de estos negocios cuentan con excepcional presencia en redes sociales. Sus negocios también serían alterados por las nuevas regulaciones.

Los más afectados

No obstante, los que se verían más impactados serían aquellos que por años, algunas décadas, no han conocido otro punto de venta que de la ciudad; cuyos dueños cuentan con la lealtad diaria de los residentes cercanos para llevar alimentar a los suyos. Negocios como el de Maria’s Produce, ubicado sobre la calle Raitt y la esquina de la avenida McFadden

A decir de Joel Rojas, de 27 años y nacido en Santa Ana, sí, se venden productos que no son considerados saludables en estos negocios móviles, como bolsas de papitas y dulces. “Pero igual se venden en cualquier otra tienda. ¿Por qué han de ser castigados todos por unos cuantos?”.

El Concejo de Santa Ana ha postergado una vez más la decisión sobre la implementación del nuevo reglamento, acordando en la junta del 5 de julio un periodo de 60 días para que el personal de la ciudad modifique la ordenanza. Por tanto, los ‘loncheros’ seguirán operando, sirviendo a los suyos.

A flote

Incluso en días de mucho calor, el negocio Angie’s Produce se mantiene a flote, sobre todo por la preparación de un vaso de fruta bañado en jugo de limón, una pizca de sal y su chilito en polvo.

Pero lo que más sorprende es el hecho de que este establecimiento móvil sobrevive en medio de cuatro plazas comerciales, en las que además de albergar un supermercado Albertson’s, proliferan docenas de restaurantes –ninguno de ellos, cabe aclarar, de comida autentica latina.

“Yo antes trabajaba en una fábrica en la esquina de [la avenida] Tustin y [la calle] 17. Durante años venía a comerme una frutita”, dijo un comerciante de Angie’s Produce, quien declinó dar su nombre a este diario.

Hoy su lugar de empleo se encuentra en Irvine, pero su residencia no está lejos de este establecimiento, y cuando necesita alguna legumbre para su hogar no duda en acudir a la camioneta de la esquina.

“Es más por apoyar a nuestra gente que otra cosa”, aseguró. “Es importante echarnos la mano entre nosotros. Nos necesitamos”.