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Rafael Márquez tendrá mucho que aclarar.
Rafael Márquez tendrá mucho que aclarar.
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El desconocer que se está cometiendo un delito no exime de culpabilidad.

El rechazar acusaciones no significa estar libre de culpa.

El deslindarse de amistades peligrosas no equivale a ser inocente.

Bajo esas premisas, Rafael Márquez está metido en un serio problema.

El capitán de la selección mexicana y de los Rojinegros del Atlas,  ha sido acusado por las autoridades de Estados Unidos de pertenecer al cártel de Guadalajara.

Al futbolista se le señala como prestanombres del cabecilla de la organización criminal década al tráfico de drogas, Raúl Flores Hernández.

En mis 20 años trabajando como periodista en el área de San Diego-Tijuana, me ha tocado cubrir fuentes relacionadas con la investigación del narcotráfico.

En la década de los 90’s tuve la oportunidad escribir infinidad de notas y crónicas relacionadas con el desmantelamiento del cártel de los hermanos Arellano Félix.

Por mis manos pasaron las investigaciones que paso a paso  documentaban el proceder de cada uno de los miembros de aquella organización delictiva.

Cada uno de los movimientos realizados por los integrantes del cártel eran transcritos para de esa manera engrosar un expediente de cientos y cientos de páginas.

Agentes de la DEA  del FBI, del Buró de Armas y Tabaco y de la Secretaría del Tesoro, aportan en estos casos extensos reportes que incluyen comunicaciones, conversaciones y conexiones de los supuestos implicados.

Al momento de dar a conocer de manera pública la información, quiere decir que las autoridades estadounidenses no tienen duda alguna de que los implicados en sus investigaciones son culpables de uno o varios delitos.

Esta situación es la que precisamente debe de preocupar a Rafael Márquez.

El que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos haya señalado al futbolista mexicano como prestanombres del cártel de Guadalajara es una terrible señal para el futbolista.

El que las autoridades federales hayan congelado las cuentas bancarias de Márquez en los Estados Unidos, es aún más grave.

Presentarse a declarar por voluntad propia a la oficina de la Procuraduría General de Justicia en la ciudad de Guadalajara, no exime de ninguna culpa a Márquez.

El que las autoridades estadounidenses hayan señalado a Márquez como miembro del Cartel de Guadalajara, tampoco lo hace culpable.

La única manera de saber si Márquez es o no culpable, es sometiéndose a un juicio.

La única manera en la que Márquez podrá limpiar su nombre,  será que un jurado lo absuelva en una corte de justicia.

No hay otra manera, no hay otra salida, no hay otra opción.

A Márquez se le acusa de pertenecer al cártel Jalisco Nueva Generación, ni más ni menos.

Márquez no podrá resolver el caso declarando voluntariamente ante las autoridades mexicanas ni tampoco lo podrá hacer diciendo que desconocía las actividades de su socio, Raúl Flores Hernández.

Por más que sea un referente histórico del futbol mexicano, por más que se haya partido el alma defendiendo la camiseta del Tri, por más que se considerado un líder dentro y fuera de la cancha, Márquez es ahora un hombre en desgracia.