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Luis Cortés, un “dreamer” que defiende los derechos de los “soñadores”

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Los Ángeles.- La mejor terapia que el “soñador” Luis Cortés halló para controlar el miedo a ser deportado fue representar legalmente a indocumentados que luchan por quedarse en el país, como Daniel Ramírez Medina, el primer “dreamer” detenido por Inmigración tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

La historia de Cortés, un abogado de inmigración del área de Seattle (WA), salió a la luz pública tras conocerse que su condición migratoria era la misma que la de su cliente, Ramírez Medina; ambos están amparados por el programa de Acción Diferida (DACA), beneficio que el presidente Donald Trump prometió eliminar.

“Da mucha ansiedad, a veces me despierto a medianoche pensando que el presidente va a hacer un anuncio a través de un tuit, diciendo que ya se acabó todo (DACA)”, explica a Efe Cortés, de 29 años.

Pero el deseo de justicia siempre ha vencido la angustia que vive Cortés. Esta fue la razón por la que el joven entró en la odisea para defender a Ramírez Medina, que fue arrestado el pasado febrero en medio un operativo del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), como sospechoso de pertenecer a un pandilla.

Al ver el camino que recorrió su cliente, el abogado asegura que es como si se viera en un espejo.

Cortés, nacido en el estado mexicano de Michoacán, fue traído por sus padres a California cuando tenía dos años de edad. Creció en medio de una familia trabajadora sin entender que, al igual que sus padres, también era indocumentado.

No fue sino hasta octavo grado que Cortés comenzó a darse cuenta de su situación migratoria al no poder acompañar a su clase a un viaje a Europa. “Yo dije no puedo salir del país y ya, con eso puedo vivir”, recuerda.

Pero las trabas de no tener papeles se harían sentir con más intensidad al salir de la escuela: no pudo conseguir una licencia de conducir y tampoco recibió ayudas para pagar la universidad.

El panorama terminó de oscurecerse cuando su padre recibió una orden de deportación después que le negaran una petición de asilo político.

“Ahora me doy cuenta qué ingenuo fue mi padre, él no calificaba, pero alguien no fue sincero con él”, lamenta Cortés.

Pero aun así, este joven decidió escuchar el consejo de su familia de seguir “echándole ganas”. Fue a la universidad en San Francisco con la idea de convertirse en trabajador social.

Pero en el camino conoció a un abogado de inmigración que ayudaba a indocumentados. Así fue como decidió emprender uno de los retos más duros de su vida, se marchó a la Escuela de Leyes de la Universidad de Idaho.

En 2010, despertó a la realidad tras leer un reportaje sobre la lucha de un abogado hispano que no podía ejercer la profesión por no tener documentos.

Sin dinero, indocumentado, endeudado y solo en uno de los estados más conservadores del país, quiso renunciar a su sueño, pero el consejo oportuno de su mamá, Lourdes Romero, una mujer que se gana la vida limpiando casas, lo detuvo.

“Me dijo que tuviera fe, que nadie me iba a quitar lo aprendido, que no perdiera la esperanza”. El mismo año que Cortés se graduó, la Administración de Barack Obama aprobó DACA.

Inicialmente muy pocos de sus colegas sabían sobre su estatus migratorio, ahora hasta el personal de ICE sabe que tan sólo está amparado por DACA.

El caso de Ramírez Medina lo vuelve a colocar en una encrucijada. Entre sus argumentos para defender a su cliente está que los agentes federales no actuaron de buena fe en el momento del arresto.

El problema, asegura Cortés, es que precisamente con la oficina de ICE de esa zona debe abogar todos los días por sus otros clientes. “Tampoco los quiero tener de mala onda, pero les estoy echando el agua sucia”, explica.

No obstante, Cortés dice que luchará hasta última instancia por que Ramírez Medina recupere su amparo migratorio, a sabiendas de que si la administración Trump decide terminarlo, tanto él como su cliente estarán en la primera fila de atención de los agentes del ICE. “Somos nosotros, pero nuestras familias también”, lamenta.

Aunque el miedo persiste, el abogado dice tener dos armas para enfrentar la lucha en caso que su amparo migratorio no sea renovado: conocer las herramientas legales para enfrentar estos casos y, la que más lo inspira, el apoyo de la comunidad.

“Tengo fe que la gente va a reaccionar, como en el caso de Daniel Ramírez, como en el del veto de viaje a viajeros de siete países, tengo esa fe”, concluye Cortés.