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SEUL, Corea del Sur.- Corea del Sur y Estados Unidos comenzaron sus ejercicios militares anuales el lunes a pesar de la amenaza de Corea del Norte de realizar ataques nucleares en respuesta a unas maniobras que califica de ensayo para una invasión.

Esta dura retórica de Pyongyang no es algo extraño. Pero la última advertencia se produce en un momento de gran tensión tras la deserción de un diplomático norcoreano de alto nivel y el plan estadounidense de establecer un sistema antimisiles de alta tecnología en Corea del Sur.

El ejército de Pyongyang dijo en un comunicado el lunes que convertirá Seúl y Washington en “un montón de cenizas con un ataque nuclear preventivo al estilo coreano” si muestran cualquier signo de agresión hacia territorios del Norte.

Las unidades de “primer ataque” norcoreanas están listas para ejecutar ataques en represalia contra las fuerzas surcoreanas y estadounidenses que participan en las maniobras, según el comunicado publicado por medios estatales del Norte.

El Ministerio de Unificación de Corea del Sur expresó su “fuerte” pesar por la advertencia de su vecino, apuntando que los ejercicios militares con Estados Unidos son de naturaleza defensiva. Seúl y Washington han repetido en varias ocasiones que no tienen intención de invadir Pyongyang.

Las maniobras Ulchi Freedom Guardian comenzaron el lunes y durarán 12 días, en los que se ensayarán enfrentamientos en su mayoría simulados por computadora. En ellas participan 25.000 soldados estadounidenses y 50.000 surcoreanos, según los ejércitos de ambos países.

Los ejercicios se producen apenas unos días después de que Seúl anunciase que Thae Yong, número dos de la embajada del Norte en Londres, desertó recientemente al Sur porque estaba descontento con el liderazgo de su país. Medios estatales norcoreanos lo calificaron de “escoria humana” y de delincuente que había sido llamado al orden en el país por supuestos actos delictivos, incluyendo agredir sexualmente a un menor.

La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, dijo el lunes que hay indicios de “importantes grietas” en la clase gobernante del Norte tras las deserciones de figuras clave a las que no identificó. Durante una reunión de seguridad, Park dijo que Pyongyang podría perpetrar ciberataques u otras provocaciones sobre el Sur para desviar la atención pública de estos problemas.

Muchos analistas ven la deserción de Thae como un acto que avergüenza al gobierno de Kim Jong Un, pero no creen que debilite la unidad de la élite norcoreana.