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Jorge Luis Macias
PUBLISHED: | UPDATED:

La nueva serie de regulaciones aprobadas por el ayuntamiento de Santa Ana han provocado la furia de los vendedores y los “loncheros”, quienes rechazan que su actividad resulte un “negociazo” como aparentemente piensan los funcionarios.

El martes, por votación unánime de 6-0, los concejales reafirmaron su decisión para que entren en efecto las nuevas prohibiciones. Se abstuvo de votar el alcalde, Miguel Pulido.

Entre las nuevas regulaciones destaca que los propietarios de ‘loncheras’ tendrán la obligatoriedad de proporcionar acceso a un sanitario para sus clientes, el cual sería supervisado por agentes del Departamento de Salud del Condado. El baño tendría que instalarse a 200 pies de distancia cuando las ventas ser realicen por más de una hora en un sitio.

“Según ellos [los concejales] nosotros hacemos un negociazo con la venta de comida”, dijo Minerva Peralta, propietaria de “El Rincón del Sabor”, una lonchera que estaciona diariamente en la esquina de las calles Mortiner y 5th. “Ni siquiera se imaginan la cantidad de gastos, inversión e impuestos que pagamos cada año”.

Peralta, inmigrante de Cuernavaca. Morelos, detalló a Excélsior que, si bien le va, sus ventas anuales alcanzan los $60,000, pero de esa cantidad tiene que deducir casi $700 por el pago del permiso de operatividad del Departamento de Salud del condado, otros $600 a $800 cada cuatrimestre en impuestos a la ciudad, dependiendo de su reporte de ventas.

“A eso le agregamos $268 del permiso de la ciudad cada año; $800 de placas del camión; $1000 cada seis meses del seguro de la lonchera; $280 semanales por la limpieza del camión y otros $200 a la compañía de estacionamiento”, añadió la madre soltera de tres hijos. “No nos perdonan nada, y así es muy difícil salir adelante…uno apenas si gana para sobrevivir”.

Se calcula que en Santa Ana operan diariamente unas 260 ‘loncheras’, a las cuales la ciudad les proporcionaría electricidad para que dejen de operar con generadores y serian ubicadas en lugares estratégicos donde no impidan la circulación vial ni de peatones.

“Todavía e está analizando dónde se podrán poner y dónde no”, comentó a Excélsior el concejal Juan Villegas. “Era necesario poner límites, porque muchos [loncheros] se estacionan frente a residencias privadas todo el día, no hay nadie que los mueva y los dueños tienen que lidiar con la gente que tira basura, se orinan frente a su casa, hablan cosas feas delante de los niños, y a veces hasta llegan borrachos y marihuanos”.

Las nuevas regulaciones:

•Se requerirá acceso a un baño bajo inspección del Departamento de Salud del Condado, que se encuentre a 200 pies de distancia cuando las ventas ser realicen por más de una hora en un sitio.

•Prohíbe el funcionamiento a lo largo de cualquier calle con un límite de velocidad de 35 millas por hora o más.

•Prohíbe la venta de camiones de alimentos dentro de 50 pies de distancia a un paso de peatones.

•Prohíbe sillas, mesas y otros artículos en las aceras donde haya derecho público de paso

•Prohíbe el estacionamiento de un camión de alimentos durante la noche fuera de un área de almacenamiento no autorizada.

•Prohíbe la venta a menos de 250 pies de una escuela, parque, centro comunitario o un área pública de juegos infantiles.

•Prohíbe la mayoría de anuncios iluminados y sonido amplificado

•Ningún vehículo deberá estacionarse hacer una parada de manera que bloquee o impida el acceso vehicular a cualquier calzada o restrinja la libre circulación de otros vehículos en cualquier calle pública o privada. Sólo se permitirán las ventas cuando el vehículo se haya sido detenido completamente y estacionado junto a la acera de manera legal.

•Todos los vehículos expendedores de alimentos mantendrán y harán disponibles contenedores de basura lo suficientemente grandes como para contener todos los desperdicios y basura generados por la operación de dicho vehículo. El operador del vehículo expendedor de alimentos deberá recoger toda la basura y desperdicios generados, antes de que el vehículo se mueva.